Había llorado toda la noche, sus ojos
hinchados y llenos de agonía casi no podían ver, se preguntaba
- ¿Porque? ¿Porque?
Una y otra vez retumbaba esta
pregunta en su mente, trataba de encontrar respuesta en el silencio, pero
levanto la mirada y lleno de lágrimas le dijo a Dios:
- ¿Por qué permites que el dolor me consuma?
¿Acaso te complaces en mi dolor?
Dios le respondió y le dijo:
- Yo estoy dejando cicatrices en tu vida, para aquel
día cuando yo te use nunca te envanezcas, nunca te llenes de orgullo.
Amy entonces entendió que el propósito
de Dios para con ella era grande y que era necesario que su carácter se
fortaleciera y las fibras de su sensibilidad sean tocadas para poder soportar
la carga que Dios le iba a encomendar.
“Si Dios te da su carga, te dará
también su paz para compensarlo,
nunca dejara que tu corazón sea
quebrantado,
sin todo el aceite que necesitas para
ser sanado totalmente “
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