En un pueblo alejado había un puente
en mal estado, la gente solía no transitar por ese puente, pues no era seguro.
Un día un elefante fue en dirección
al puente y pasó por el puente, mientras pasaba, cada paso del
elefante hacia que el puente se desgastara más y más, pero el elefante logro
pasar.
En todo el trayecto una hormiga estaba en la oreja del
elefante, al terminar de pasar el puente, la hormiga le dijo al elefante.
-
¡Hey! casi tumbamos el puente, ¿verdad?
¿Qué le haría pensar a la hormiga que
su peso afectaría en algo para tumbar el puente?
Muchas veces nosotros somos como la
hormiga, porque quien lleva todo el peso de nuestras cargas y problemas es
Dios.
¡TU MISERICORDIA ES GRANDE!
Leer: 1 de Pedro 5:7
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