Angustiado el joven corría por las
calles, sus lágrimas parecían cristales en el suelo, desgarrado por dentro pero
con un libro negro en la mano.
Solía levantar su cabeza hacia el
cielo y orar con lágrimas, en esta ocasión se había llenado de tantas preguntas
y oraba por respuestas, así llego a un bosque y se adentró allí; caminaba, lloraba, respiraba y se preguntaba. Al llegar a una pequeña cascada se detuvo y
descanso por un rato, su dolor parecía hacerse grande cuando de pronto escucho
una voz:
-
¿Por qué no lees la carta?
Se preguntaba de donde procedía esa
voz y a que se refería, y escucho otra vez.
- ¿Por qué no lees la carta?
Cuando de pronto se dio cuenta que
tenía algo en la mano, la levanto lentamente y era una biblia.
La biblia es la carta de Dios para
nosotros, muchas veces oramos esperando escuchar una voz tronante o quizás que
un ángel nos hable, pero Dios está más cerca de lo que nosotros creemos a
través de su palabra, apropiémonos de las promesas de Dios, hagámoslo nuestra.
¡SIEMPRE QUE LEEMOS LA BIBLIA
PIDAMOSLE QUE ÉL NOS HABLE!
Leer: Lamentaciones 3:22-23
Comentarios
Publicar un comentario